Poner las manos en el volante puede sonar a una práctica de lo más sencilla, pero no siempre lo hacemos correctamente. A veces por despiste, otras por comodidad, muchas personas conducen con una sola mano o, peor aún, con el codo apoyado en la puerta y el otro medio sujetando el volante. Y aunque pueda parecer inofensivo, es un gesto que marca la diferencia cuando toca reaccionar rápido.
La posición ideal de las manos en el volante es la del reloj: a las 9 y a las 3. Así se tiene el mayor control sobre el coche, especialmente en maniobras de emergencia, curvas cerradas o situaciones imprevistas. Además, ayuda a mantener una postura corporal correcta y reduce la fatiga en trayectos largos.
Lo que no se debe hacer:
- Conducir con una sola mano (sí, incluso si “controlas” el camino).
- Apoyar la palma o los dedos sobre la parte superior del volante.
- Tener las manos cruzadas o por dentro del aro.
- Llevar objetos como el móvil, comida o bebidas mientras se conduce.
Debes tener en cuenta que en caso de que se active el airbag, una mala posición de las manos puede provocar lesiones graves en brazos, cara o incluso en el pecho. Lo que comienza como un gesto de relajación puede terminar en susto.
Y en verano, ¡mucha precaución! Las altas temperaturas, los atascos o el cansancio hacen que sea más habitual “bajar la guardia” en este aspecto.
Así que ya sabes: manos al volante y siempre con los cinco sentidos en la carretera. Porque a veces, la mejor manera de evitar un accidente empieza por algo tan simple como colocar bien las manos en el volante.