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¿Qué es la cinetosis y cómo afecta a la conducción?

Todo pasa por la percepción. Cuando una persona está en un coche, nuestro sentido del equilibrio envía informaciones sobre nuestra posición al cerebro. De la misma forma, diferentes partes del sistema nervioso entran en juego: el oído, los ojos, las articulaciones, la columna vertebral, los músculos… que envían información al sistema nervioso central, que la procesa y genera una cierta coherencia entre todas.

El problema llega cuando dichas informaciones se descoordinan, o el cerebro recibe datos contradictorios. En esos casos, puede surgir la cinetosis o el mareo cinético. Y, ¿por qué sería raro que sufriera el conductor del vehículo esta dolencia? Porque, a rasgos generales, la persona que va conduciendo tiene una mayor coherencia sobre lo que está sucediendo en todos los sentidos.

No pasa lo mismo, sin embargo, con el resto de viajeros que van en el coche. Algo común en las personas que tienen una mayor propensión al mareo cinético es que, por ejemplo, son incapaces de leer en el coche. Se explica por la contradicción de sentidos mencionada anteriormente: mientras que la vista informa de un cierto estatismo (se tiene la mirada clavada en la página de un libro), el oído, por otro lado, sugiere que hay movimiento alrededor.

¿Lo bueno? Que la cinetosis tiene solución. Por ejemplo, se pueden reducir los efectos que provoca intentando que toda la información que recibe el sistema nervioso central sea coherente, algo que puede suceder cuando se ocupa el asiento delantero del acompañante y se fija la vista en el horizonte. El conductor, por otro lado, también puede tener especial delicadeza a la hora de emprender curvas o aceleraciones.

 

 

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