Conducir bajo lluvia intensa, niebla, viento fuerte o incluso granizo puede ser una experiencia estresante para cualquier conductor. Sin embargo, mantener la calma es clave para garantizar tu seguridad y la de los demás en la carretera. En este artículo vamos a aprender algunos consejos básicos que pueden marcar la diferencia en situaciones adversas.
Lo primero debería ser reducir la velocidad. No importa si la vía es una autopista o una carretera secundaria: la adherencia disminuye y las distancias de frenado aumentan, así que ajusta tu velocidad a las condiciones del momento. Evita movimientos bruscos, frenar de golpe o cambios repentinos de carril, ya que pueden desestabilizar el vehículo.
Otro aspecto fundamental es aumentar la distancia de seguridad. Mantener más metros de lo habitual entre tú y el coche de delante te dará tiempo de reacción adicional en caso de imprevistos. Usa las luces adecuadas según la situación: cortas en lluvia o niebla ligera, antiniebla si la visibilidad es muy reducida, y nunca las largas si hay tráfico en sentido contrario.
Evita distracciones y mantén una atención plena a la carretera. Bajo condiciones adversas, cada gesto cuenta: mirar los espejos, anticipar curvas, estar atento a cambios de carril o a obstáculos inesperados. También es recomendable, si se prevé lluvia durante tu trayecto, revisar antes del viaje el estado de neumáticos, frenos y limpiaparabrisas.
Si la situación se vuelve demasiado peligrosa, no dudes en cancelar o posponer tu desplazamiento, y si te encuentras ya en ruta trata de buscar un lugar seguro para detenerte. Evita pararte en arcenes estrechos o curvas, y asegúrate de que otros conductores puedan verte claramente. Respirar hondo y mantener la calma también ayuda: el estrés y la impaciencia son enemigos de la conducción segura.
Conducir bajo condiciones meteorológicas adversas no tiene por qué convertirse en un peligro. Reducir la velocidad, aumentar la distancia, usar las luces correctamente y mantener la calma son medidas que te permitirán llegar a tu destino sano y salvo, incluso cuando la carretera se vuelve impredecible.
